Desde Londres llegamos a Paris en el tren EuroStar, conocido como “el
tren bala”. En 2 horas y media nos llevó de capital a capital, pasando por 20
min. el “Eurotúnel” por debajo del Canal de La Mancha, sin duda toda una
aventura.
Al salir del túnel, las campiñas francesas nos recibieron con
una lluvia suave y cubierto de nubes, pero a medida que nos acercábamos a
Paris, las nubes se iban y el sol comenzaba a aparecer.
Llegamos al Hotel sin inconvenientes, y salimos a recorrer la
zona por un rato. Era la segunda vez que estaba en Paris, así que ya muchos
lugares los conocíamos y sabíamos dónde estaban. Hace tres años que había
estado aquí, así que la memoria estaba relativamente fresca. Al día siguiente,
partimos en la Catedral de Notre Dame (que ya conocíamos), luego nos fuimos
bordeando el río Sena hasta el “Puente de los Candados”, donde todos los
enamorados se juran amor eterno allí colocando un candado. Obviamente, nosotros
aportamos con el nuestro. Fue un poco decepcionante sí, enterarnos al día
siguiente que cada 6 meses retiran la malla del puente con todos los candados…
bueno, al menos hicimos la acción de ser como tantas parejas enamoradas.
Nuevamente estábamos parados bajo la torre Eiffel. Imponente
y majestuosa, mostrando toda su belleza de metal y miles de turistas fotografiándola.
Nosotros éramos unos más, ubicándonos en un sector nuevo (que el 2010 no
visitamos). Desde ese lugar fotografiamos la torre y otras donde estábamos
junto a ella.
Como ya era el atardecer, esperamos la noche para ver la
Torre con sus luces, ya que era un espectáculo que nos habíamos perdido la vez
anterior, por el cansancio del viaje de un mes, pero esta vez íbamos decididos
a verla. Y así fue, maravilloso el momento en que la prendieron… al rato después,
un espectáculo de luces destellantes por unos 3 minutos! Fantástico!!! Qué maravilloso
momento.
Otro lugar nuevo que incorporamos esta vez, fue el Palacio de
Versalles. Una majestuosidad principalmente sus jardines, qué belleza de
jardines!!!! Es imposible recorrerlos todos en un solo día. El interior del
Palacio también tenía lo suyo claro, enorme, lleno de salones donde desfilaron
reyes, reinas, princesas y noblezas varias. La Galería de los Espejos, es sin duda un gran atractivo, que para la
época, era todo un lujo, y para ahora también. Después de visitar el Jardín del
Palacio de Versalles, los Jardines de las Tullerías (que eran los jardines de
un palacio desaparecido) entre otros, comprendí el significado de los “jardines
franceses”: todo geométrico, perfectamente simétrico.
La vida en París sigue igual que hace 3 años, con altos
precios en todo. Muy parecidos a Londres. El vestuario por sobre todo es lo más
costoso, luego vienen las verduras y frutas, aunque en general en Europa es
caro este tipo de alimentos. Sin duda, las mujeres y hombres Parisinos son
bastante guapos. Ellas altas, muy delgadas (demasiado para mi gusto en
general), de narices grandes pero delicadas, ojos rasgados y delineados, ropa
con estilo y caminata de modelo de pasarela. Ellos, altos y delgados, con
pañuelos o bufandas estilosas, siempre de zapato (casi nunca zapatilla),
chalecos y chaquetas estilo hipster, pero a ellos les quedan bien.
El arco de triunfo, fue otro lugar que visitamos nuevamente,
sacando mil y una foto, así como el Museo de Louvre (esta vez no entramos).
Además, incorporamos la Iglesia del Sagrado Corazón y Moulin Rouge, que estaban
muy cerca del hotel.
Sin duda, la estadía esta vez fue mejor que la del 2010,
quedé con una mejor impresión de París, pero seguí viendo el lado B de esta
ciudad: basura en las calles, en el metro, vagabundos durmiendo en los andenes
del metro (no hay guardias que no lo permitan), entre otros. Sin duda, hay que
visitar esta ciudad más de una vez, o una estadía larga en ella.